La obra anónima del siglo XVII, rescatada del incendio del Alcázar de 1734, se ha vinculado con Carel Fabritius o incluso con Rembrandt además de distintos autores. Esta escena caravaggista representa a un joven tocando el violín, instrumento de cuerda frotada que precisa de un arco para producir un sonido (a diferencia de otro tipo de instrumentos como la guitarra o los clavicordios). El oficio musical, que se puede considerar como un arte liberal, precisa de un estudio complejo en cuanto a composición e interpretación, sabiendo localizar las notas en un diapasón que no cuenta con intervalos como la guitarra (trastes). Una de las peculiaridades del violín es su disposición a la hora de ejecutar el sonido, poniéndose cerca del oído para percibir con claridad el sonido y la afinación del mismo. Las iglesias fueron, en el siglo XVII junto a los entornos cortesanos, los espacios con mayor producción musical.
Colección: Imágenes
Proyecto: 11. La ciencia y la cultura como representación en Europa.
Cronología: XVII
Ámbito: Educación Secundaria, Bachillerato, Universidad
Tipo de recurso: Imagen
Formato: Óleo sobre lienzo (65 x 49 cm)
Fuente: Museo del Prado (Madrid)
Idioma: Castellano
Fecha: Siglo XVII
Propietario: Álvaro Romero González (Modernalia)
Identifier: P002162
Copyright: Museo del Prado (Madrid)
Resumen: Joven violinista anónimo del siglo XVII
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