En las últimas décadas, la arqueología ha asistido a un interesante proceso de renovación metodológica relacionada con la incorporación de numerosas herramientas y recursos digitales. Al creciente uso de tecnologías de información geográfica (TIG) o de datos geoespaciales disponibles en acceso abierto (fotografía aérea, imágenes satelitales, LiDAR), debemos sumar la extensión de nuevos equipamientos técnicos —como los drones— y el notable avance vivido por las denominadas ciencias arqueológicas —métodos geofísicos, análisis paleoambientales, sistemas de datación, etc.—.
Desde el colectivo Romanarmy hemos experimentado estos cambios en primera línea de la investigación, incorporándolos a nuestra metodología con el objetivo de comprender mejor el impacto que supuso la extensión del estado romano en los diversos paisajes arqueológicos del noroeste ibérico. La voluminosa información obtenida nos permite ahora superar las viejas narrativas acerca de este fenómeno —excesivamente basadas en las fuentes grecolatinas— y plantear nuevos modelos interpretativos. Esta arqueología del nuevo milenio no puede centrarse únicamente en el estudio del ejército romano como agente del cambio, sino que debe también analizar el papel que juegan las comunidades indígenas, que conservaron cierta capacidad de decisión en el proceso.
Colección: Multimedia
Proyecto: 6. Bajo un manto de terror: violencia y conflicto armado en Europa.
Cronología: -
Ámbito: Educación Secundaria
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=YfABkO5d-GQ
Tipo de recurso: Vídeo
Formato: Multimedia
Propietario: Arqueological National Museum of Spain (MAN) (Modernalia)
Resumen: En las últimas décadas, la arqueología ha asistido a un interesante proceso de renovación metodológica relacionada con la incorporación de numerosas herramientas y recursos digitales. Al creciente uso de tecnologías de información geográfica (TIG) o de datos geoespaciales disponibles en acceso abierto (fotografía aérea, imágenes satelitales, LiDAR), debemos sumar la extensión de nuevos equipamientos técnicos —como los drones— y el notable avance vivido por las denominadas ciencias arqueológicas —métodos geofísicos, análisis paleoambientales, sistemas de datación, etc.—. Desde el colectivo Romanarmy hemos experimentado estos cambios en primera línea de la investigación, incorporándolos a nuestra metodología con el objetivo de comprender mejor el impacto que supuso la extensión del estado romano en los diversos paisajes arqueológicos del noroeste ibérico. La voluminosa información obtenida nos permite ahora superar las viejas narrativas acerca de este fenómeno —excesivamente basadas en las fuentes grecolatinas— y plantear nuevos modelos interpretativos. Esta arqueología del nuevo milenio no puede centrarse únicamente en el estudio del ejército romano como agente del cambio, sino que debe también analizar el papel que juegan las comunidades indígenas, que conservaron cierta capacidad de decisión en el proceso.
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