La imagen, representación la celebración de un baile de máscaras, siendo probablemente el baile de máscaras que se celebró en 1767 en el Teatro del Príncipe de Madrid. En los palcos, numeroso público contempla el espectáculo de la muchedumbre que baila sobre la platea. Asimismo, se percibe el sentimiento de fiesta nocturna y la energía de la masa de gente, pues estas celebraciones eran esperadas con gran gozo por parte de la población. Sabemos que desde el siglo XV se desarrollaron en las cortes reales y señoriales diversidad de actividades lúdicas, como el ballet cortesano o los espectáculos teatrales, a los que se fueron añadiendo nuevos eventos como bailes y fiestas denominadas “saraos” donde caballeros y damas solían bailar. Sin embargo, para las clases populares durante el Antiguo Régimen, el carnaval se convirtió en la fiesta más deseada, que iba aparejada a otras actividades realizadas en las plazas públicas como juegos, competiciones, teatros y bailes, entre otros. Lo más novedoso fue la curiosa relación que se estableció entre los bailes y el carnaval, dando lugar así a los bailes de máscaras. Estas celebraciones fueron prohibidas en sucesivas ocasiones por monarcas como Felipe V, para atajar desórdenes y la violencia propia del carnaval. En 1767, su hijo, Carlos III, concedió permiso para celebrar bailes de máscaras, siempre que estos se celebraran en locales cerrados y cumplieran una serie de estrictas medidas de comportamiento. El baile de máscaras no era otra cosa que una propuesta de celebración del carnaval, ajena a las costumbres españoles y populares, como expone Clara Bejarano Pellicer (2009), que poseía una fuerte influencia cortesana. Para el desarrollo de estas, en el citado año de 1767 se publicó en Madrid la Instrucción para la concurrencia de bailes de mascara en el carnaval, donde se reguló la celebración de estas fiestas, con una evidente finalidad de reformar las costumbres más irracionales propias del carnaval y de la cultura popular, para proponer una cultura letrada de mayor refinamiento. Cabe señalar que mientras el carnaval era una fiesta que contaba con la participación activa de todos los estamentos, con especial protagonismo de la plebe, el baile de máscaras implicaba una privatización de la fiesta, ya que a ellas no podía acceder todo el mundo, por tener que pagar una entrada, lo que limitaba el acceso solo a los estratos medios y altos de la sociedad, evitando así la presencia de las clases bajas. Estos espacios se convirtieron en espacios de disfrute, pero también de socialización y exhibición.
Colección: Imágenes
Proyecto: 11. La ciencia y la cultura como representación en Europa.
Cronología: XVIII
Ámbito: Educación Secundaria, Bachillerato, Universidad
Tipo de recurso: Imagen
Formato: Óleo sobre tabla, 40 cm x 51 cm
Fuente: Museo Nacional del Prado
Idioma: Castellano
Fecha: 1767
Propietario: María del Mar Felices de la Fuente (Modernalia)
Identifier: P002875
Copyright: Museo Nacional del Prado
Resumen: Representación de un baile de máscaras celebrado, probablemente, en el Teatro del Príncipe de Madrid, pintada por Luis Paret y Alcázar hacia 1767.
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