Cuando tras prácticamente dos siglos de aislamiento en 1854 Japón abre susfronteras cediendo a la presión occidental, se enfrenta a un mundo muy diferente del suyo. Sin embargo, su conocimiento de lo ocurrido en la zona con relación a la colonización sufrida en Asia por parte de las potencias occidentales, le puso en guardia y supo evitar que en el archipiélago japonés se repitiera el caso. Esta actitud de observación y vigilancia fue puesta en práctica no sólo desde el campo de la diplomacia y la política, sino también desde la economía y el arte, y así lo ponen de manifiesto las piezas estudiadas en este trabajo. La gran demanda de piezas japonesas hizo que la producción artística se masificara de cara al mercado occidental, un mercado que con frecuencia valoraba más lo exótico que la calidad. El resultado fue que en numerosas ocasiones, aligual que ocurre en la actualidad, el comprador europeo o americano adquiría productos pensados exclusivamente para ellos, y no algo «auténtico japonés».