Presentamos en este trabajo el estudio individualizado de un conjunto de piezas conectadas muy directamente con el mundo de las peregrinaciones en general, y en particular con el santo Menas, patrón del Egipto cristiano a partir del siglo IV.
Presentamos en este trabajo el estudio individualizado de un conjunto de piezas conectadas muy directamente con el mundo de las peregrinaciones en general, y en particular con el santo Menas, patrón del Egipto cristiano a partir del siglo IV.
El complejo proceso de construcción y evolución de la imagen del Apóstol Santiago en las artes europeas desde la Alta Edad Media hasta nuestros días constituye uno de los capítulos más fascinantes del análisis de la iconografía hagiográfica. Y ello no tanto por una profundidad escatológica, sino por el poder taumatúrgico e inspirador del pescador, hermano de Juan el Evangelista, miembro del círculo próximo de Jesús y evangelizador de Hispania. Vehiculada por el extraordinario auge de las peregrinaciones tras la inventio de su sepulcro a inicios del siglo IX se extenderán por toda Europa los tres tipos iconográficos: apóstol, guerrero -miles Christi, adalid de los reinos cristianos contra el dominio musulmán y a la postre Patrón de tales reinos-, y peregrino. Y junto a su imagen, símbolos significantes en sí mismos como la vieira.
La liturgia penetraba en la vida del hombre cristiano medieval, haciéndose presente de forma cotidiana en todas las esferas de su existencia. Este componente ritual de la religiosidad medieval ha llegado a nuestros días bien a través de las numerosas fuentes escritas que conservamos, bien a partir de los significados que poseen algunas piezas expuestas en museos actuales (como objetos, ornamentos, libros o escenas iconográficas en otras obras de arte). Las posibilidades interpretativas del pasado ritual de la Edad Media que ofrecen algunas de estas obras exhibidas actualmente son enormemente amplias: desde acercar al público general a la dimensión cultual cristiana de hace mil años, hasta posibilitar nuevos paradigmas científicos a investigadores en estudios rituales. A partir del análisis de algunos casos paradigmáticos de instituciones nacionales e internacionales, se propone una aproximación a la cultura ritual del cristianismo medieval centrada en los objetos medievales que se conservan y exhiben al público.
El edificio basilical de Marialba es conocido desde las excavaciones realizadas por los investigadores del Instituto Arqueológico Alemán en Madrid Helmunt Schlunk y Theodor Hauschild en 1968-1970, quienes lo calificaron como una de las primeras basílicas martiriales de Hispania. Sin embargo se desconocen aún muchos pormenores del conjunto. Las nuevas investigaciones arqueológicas pretenden conocer su origen, extensión y función en cada una de las fases constructivas que abarcan desde el siglo IV al XIV, pasando por distintos usos del espacio, desde el aula inicial, sucesivamente reconvertida en mausoleo, iglesia bautismal y área funeraria.
Con motivo del 40 aniversario de la restauración del monasterio premostratense de Aguilar de Campoo (Palencia), la Fundación Santa María la Real imparte una conferencia sobre el pasado, presente y futuro de este excepcional testimonio de nuestro patrimonio cultural. Durante la conferencia, a cargo del director de la institución, Juan Carlos Prieto y del director del Centro de Estudios del Románico, Jaime Nuño, se explicará a los asistentes la evolución que ha experimentado el Monasterio a lo largos de estas cuatro décadas y las acciones culturales que actualmente se organizan para generar desarrollo en el territorio.
Las Iglesias encastilladas presentan una tipología muy singular, podemos distinguir dos grandes grupos, aquellas que surgieron cómo iglesias y posteriormente fueron fortificadas, o, el caso opuesto, torres o castillos en los que se adosaron iglesias. Reconocer la secuencia constructiva en las iglesias encastilladas es imprescindible para conocer la realidad de las mismas. En el caso que nos ocupa, la escasez documental, así como los avatares en su estructura, relacionados con los diferentes usos del Castillo y los gustos del momento, complican notoriamente la tarea para afrontar conclusiones precisas, si bien, hoy por hoy se puede arrojar cierta claridad en torno a la historiografía que rodea a la Iglesia de San Miguel Arcángel y por ende al Castillo de Turégano.
I Seminario sobre la imagen de culto antigua y medieval. Iconotropía es una palabra de origen griego que literalmente significa “movimiento/cambio de la imagen”. Según William J. Hamblin (2007), la iconotropía es el fenómeno cultural por el cual se produce una “interpretación errónea, accidental o deliberada, por parte de una cultura, de las imágenes o mitos de otra, especialmente para ponerlos de acuerdo con la primera cultura”. Así, tanto en la cultura clásica de la Antigüedad como en la cultura medieval, podemos identificar numerosos testimonios de cómo –a nivel simbólico y material– las imágenes de culto se veían involucradas en procesos de interpretación errónea producidos por otra cultura. El seminario internacional “Iconotropía: alteraciones simbólicas y materiales de la imagen de culto antigua y medieval” pretende revitalizar los estudios sobre la imagen de culto antigua y medieval a partir del concepto de “iconotropía” (movimiento/cambio de la imagen), y mostrar a investigadores y estudiantes cómo el tema todavía puede ser abordado desde una perspectiva multidisciplinar e innovadora que permita alcanzar denominadores comunes en la definición de los cambios simbólicos y materiales de estas imágenes en distintas cronologías, épocas y mentalidades.
Habitualmente asociamos los monasterios a la Edad Media. Monjes, monjas, frailes o canónigos jugaron un papel fundamental a lo largo de este milenio, tanto en la vida religiosa o cultural como en la económica. Hubo diferentes formas del monacato, tanto masculino como femenino, desde la diversidad de la Alta Edad Media al establecimiento de las órdenes religiosas.Los monasterios fueron un elemento articulador de la sociedad, de la aristocracia al campesinado. El deseo de alcanzar la perfección de la vida cristiana chocó con la adaptación a la sociedad, en una tensión que se plasmó en escándalos y reformas. La relación con los laicos, entre la protección y el abuso; la actitud ante la enseñanza y la cultura escrita; las distintas formas de organizar la vida de la comunidad monástica; la oración intercesora por vivos y difuntos; o las tensiones con obispos y clérigos seculares, fueron marcando su devenir.
La portada meridional de la catedral de Jaca es mucho menos conocida que la entrada occidental del templo, con su famoso crismón e inscripciones. Sin embargo, fue una de las primeras portadas historiadas del románico peninsular. Las alteraciones sufridas con el paso de los siglos y la pérdida de elementos originales han repercutido sin duda en esa desatención historiográfica.
Una hipótesis de reconstrucción del conjunto, a partir del estudio de componentes aún in situ y de otros elementos descontextualizados, permitirá destacar sus singularidades y proponer nuevas claves de lectura de sus imágenes. En este sentido, la portada catedralicia se revela como un importante jalón en la creación de discursos visuales y configuración de tipologías de ingreso a finales del siglo XI.
La plaza Biscós se halla en el extremo norte del casco histórico de Jaca; ha sido un espacio abierto y de uso público desde inicios del siglo XVI, cuando empezó a ser conocida como Campo del Toro. Antes había acogido el Cementerio Mayor durante cuatrocientos años, desde finales del siglo XI. Este espacio fue objeto de excavaciones arqueológicas entre 2005 y 2006, con motivo de la construcción de un aparcamiento subterráneo. En los trabajos afloraron casi 900 tumbas, de tipologías variadas, así como restos de la muralla que había sido derribada a inicios del siglo XX. Entre los hallazgos destacan una veintena de enterramientos con conchas de Pecten que vinculan este espacio con el Camino de Santiago. Recientemente se ha completado la documentación del Cementerio Mayor con excavaciones arqueológicas realizadas en solares aledaños (plaza Biscós nº 2 y plaza Ripa nº 4), documentándose medio centenar de tumbas, pertenecientes a la primera fase de uso de la necrópolis y que mayoritariamente acogían a individuos infantiles.