La polémica en torno a la cuantificación de los metales preciosos ha girado siempre alrededor de los intentos por aportar cifras ajustadas del stock de los metales llegados en las flotas. Sin embargo, la polémica suscitada sigue abierta ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo en cuanto a las cifras llegadas para particulares debido al incremento del fraude durante el siglo XVII. El interés por precisar con mayor rigor este tipo de cifras responde al hecho de que dichos fondos contribuyeron muy directamente a la financiación de la política de la Corona. Se debe señalar que, aunque los metales preciosos no fueron los únicos que sostuvieron el crédito de la monarquía, las remesas americanas tenían unas características atractivas a los grandes banqueros de ámbito internacional. Dichas remesas han puesto de manifiesto las limitaciones de las fuentes oficiales a la hora de ofrecer cifras reales. Los fondos cuyo origen no encajó con ninguno de los conceptos de carácter públicos se registraron en las flotas con el genérico “particulares”. Estas partidas han sido consideradas como las remesas de los emigrantes y los ahorros de los pasajeros que volvían a España, aunque mayoritariamente procedía del comercio español con América –pese a que esta definición solo sea válida para el siglo XVI–. Una parte de los mercaderes registraba el dinero obtenido al vender sus productos y lo enviaba a la Península en flotas, pero resulta anacrónica a partir de 1650 cuando aumenta la presión. Una parte de estos fondos pertenecía a la Real Hacienda, pero en el caso de los fondos privados distaban de ser el retorno de los beneficios del comercio. Esta matización supone plantear dos cuestiones: la pérdida del término “particular” además de modificar al alza los valores que se dieron a las remesas llegadas para la Real Hacienda. De las dos flotas de Nueva España llegadas a Cádiz en 1636, el rey ordenó que el 94% de las cantidades se agregasen para distintas bolsas fiscales. En 1655, según las relaciones sumarias, de las cantidades registradas en las naos de azogues, el Consejo realizó una serie de correcciones para obtener el 26.6% de lo llegado. Pese a ser insuficiente, el rey ordenó otras agregaciones pasando a disposición de la Real Hacienda el 67%. La explicación de esta variación reside en los fondos de “particulares”. Según el Consejo de Hacienda, la cantidad de dinero privado era de 24.612.134 maravedíes, incluyendo el valor de las mercancías.
Colección: Estadísticas
Proyecto: 2. Impacto social y económico de las revoluciones tecnológicas en Europa., 3. Mundo rural y mundo urbano en la formación de la identidad europea.
Cronología: XVII
Ámbito: Educación Secundaria, Bachillerato, Universidad
Tipo de recurso: Estadística
Formato: Tabla
Fuente: Álvarez Nogal, Carlos, «Las remesas americanas en las finanzas de la Real Hacienda. La cuantificación del dinero de la Corona (1621–1675)», Revista de Historia Económica, Journal of Iberian and Latin American Economic History, 16, 2 (1998), pp. 453–488.
Idioma: Castellano
Fecha: 1998
Propietario: Álvaro Romero González (Modernalia)
Copyright: © Carlos Álvarez Nogal, © Revista de Historia Económica
Resumen: Fondos particulares registrados en las naos de azogue pertenecientes a las remesas americanas a su llegada a España
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