«La Description de l’Égipte», publicada entre 1809 y 1829, el desciframiento por Champollion en 1822 de la escritura jeroglífica, expediciones como la de Prusia dirigida por Richard Lepsius entre 1842 y 1845 o el continuo descubrimiento de tumbas, templos y tesoros en Egipto, pusieron las bases de una egiptomanía presente en las nacientes colecciones egiptológicas de los grandes museos europeos, en pinturas como las de David Roberts o en las descripciones que viajeros y exploradores realizaban de sus experiencias en Egipto.
Este ambiente de escenarios colosales y riquezas se plasmó en la ópera Aida. Estrenada en la Opera de El Cairo el 24 de diciembre de 1871, dos años después de la inauguración del Canal de Suez, donde se interpretó la Marcha Egipcia Op. 335 de Johann Strauss II. En su argumento, vestuario y caracterización de los personajes trabajó Auguste Mariette, fundador del Servicio de Conservación de Antigüedades de Egipto.