La Baja Época de la Cultura Ibérica, 40 años después. Simposio conmemorativo de los 50 años de la AEAA.
La Baja Época de la Cultura Ibérica, 40 años después. Simposio conmemorativo de los 50 años de la AEAA.
El yacimiento de Libisosa (Lezuza, Albacete) alberga restos que van desde el Bronce Final hasta el período Bajomedieval, destacando su etapa de oppidum ibérico y de colonia romana. La fase iberorromana representa una mina para la investigación, una fuente inagotable de información material en lo cuantitativo y cualitativo, debido a sus peculiares condiciones de conservación. El proyecto Libisosa se sustenta sobre los pilares de la investigación científica y la formación, pero entendiendo la Arqueología como un motor de desarrollo perenne, social y económico, además de cultural.
Jornada que aglutinará a los principales especialistas en materia de música y sonido en la Prehistoria y la Protohistoria. El sonido es una de nuestras fuentes de percepción, por ello su importancia es universal y atemporal. No podemos precisar cuándo ni cómo surge la música, pero los restos arqueológicos evidencian que nos ha acompañado desde nuestro pasado más remoto, al menos desde que nos llamamos sapiens.
A través del análisis, tanto de las piezas conservadas, como de su contexto arqueológico y con el apoyo de la etnoarqueología, la arqueología experimental, las fuentes iconográficas y, cuando es posible, también de las escritas, nos aproximamos a los paisajes sonoros de la Prehistoria y la Protohistoria, momentos en los que la música y el sonido formaron parte de la vida cotidiana y ritual de sus sociedades.
El yacimiento de Los Castillejos de Alcorrín ha sido estudiado desde 2007 por un equipo dirigido por Dirce Marzoli y compuesto por investigadores del Instituto Arqueológico Alemán, del Centro de Estudios Fenicios y Púnicos y del municipio de Manilva, desde una perspectiva interdisciplinar. El emplazamiento, las dimensiones y la entidad de sus fortificaciones, así como su buen estado de conservación, hacen de Los Castillejos de Alcorrín un yacimiento particularmente prometedor para el estudio de los primeros contactos entre poblaciones indígenas y fenicias en el contexto del Estrecho de Gibraltar a finales de la Edad del Bronce y principios del Hierro. Su posición estratégica, las dimensiones excepcionales de esta aglomeración y la complejidad de su doble recinto amurallado, evidencian una alta concentración de poder. Con 13 hectáreas de superficie y una muralla de más de 2000 m de recorrido, es el asentamiento fortificado más grande que se conozca en los confines orientales del área cultural tartésica. Desde este emplazamiento se controlaba el acceso hacia un hinterland rico en minerales, al norte de la desembocadura del rio Guadiaro donde se fundó un establecimiento fenicio cerca de Casa de Montilla (San Roque, Cádiz), precisamente cuando se fundó el asentamiento de Los Castillejos de Alcorrín.
Peña Negra es uno de los principales yacimientos protohistóricos del Sureste, con una amplia secuencia desde finales del s. X a.C. hasta el tercer cuarto del s. VI a.C., habiéndose identificado con la ciudad de Herna citada por las fuentes. El yacimiento fue objeto de excavación entre los años 70 y 90 del siglo XX. En 2014 se reiniciaron las investigaciones que han permitido analizar las transformaciones de este núcleo indígena, con nuevos datos sobre el urbanismo y la topografía antigua de la ciudad orientalizante, en gran medida debido al contacto directo con las poblaciones fenicias asentadas en la desembocadura del río Segura, siendo por tanto uno de los principales yacimientos peninsulares para analizar la interacción entre ambos grupos étnicos.
El asentamiento fortificado del Cerro de la Mesa, a partir del control de un vado crucial en el valle medio del Tajo, ha desempeñado un papel importante en el desarrollo económico y cultural de su territorio durante el primer milenio a.C.. Las tareas de excavación han documentado distintas estructuras como murallas, bastiones, fosas, viales y espacios ceremoniales y domésticos, en una compleja superposición de fases de ocupación desde el siglo VII al I a.C. La aplicación de nuevas tecnologías no destructivas, como la prospección geofísica o la imagen aérea, han permitido conocer el complejo entramado urbano de este asentamiento, limitando las necesidades de excavación y posibilitando la planificación de las diferentes actuaciones dirigidas a la puesta en valor de este importante yacimiento.
El proyecto La ruta de las Estrímnides: comercio mediterráneo e interculturalidad en el Noroeste de Iberia (HAR2015-68310-P) ha tenido como objeto, por un lado, la revisión históriográfica de la literatura antigua y moderna sobre la Casitérides, y, por otro, el estudio del registro arqueológico de origen fenicio hallado en los castros del norte de Portugal y Galicia.
Podemos concluir que los conocimientos sobre las Casitérides se remontan a época arcaica, como lugar de donde procedía el estaño con el que traficaban los fenicios. Las huellas de este comercio se pueden analizar a través de los emporia fenicios en Portugal y de las rutas interiores por la Meseta. Sin embargo, a partir de fines del siglo V a.C., ya hasta época romana, Gadir (Cádiz) monopolizó en comercio del estaño a través de la presencia directa y sistemática de sus comerciantes en los castros gallegos.
A través de “tres cápsulas” de conocimiento en formato video aprenderemos cómo vestían los hombres y las mujeres en la Edad del Hierro en la Península Ibérica y las fuentes que utilizan los/las arqueólogos/as para su estudio. *El contenido de estas cápsulas es fruto del proyecto interno de investigación que lleva a cabo el Departamento de Protohistoria y Colonizaciones denominado “Tejeduría e indumentaria protohistórica”. Susana de Luis Mariño (Departamento de Protohistoria y Colonizaciones) y Elena Aznar Medina (Arqueóloga especialista en tejeduría protohistórica).
Yacimiento clave de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar, la Silla del Papa estuvo ocupada durante todo el primer milenio antes de nuestra era. En relación constante con las poblaciones de la costa africana, este enclave fortificado recibió sucesivamente la influencia de fenicios, cartagineses y romanos. Desarrolló una forma de urbanismo en altura particularmente original. Sus habitantes la abandonaron al inicio del reinado de Augusto para construir una nueva ciudad, más acorde con los cánones del urbanismo romano y al borde de la costa atlántica (Baelo Claudia).
El yacimiento ya llevó probablemente el nombre que conservaría el municipio altoimperial: «Bailo», a tenor de la leyenda bilingüe (púnica y latina) de sus monedas. Hoy se encuentra a 4 km de la costa, en el punto más elevado de una pequeña cordillera, la Sierra de la Plata (457 m), que cierra al oeste la bahía de Bolonia. El lugar presenta tres ventajas que no podían sino atraer a las poblaciones que frecuentaban el estrecho: formidables defensas naturales formadas por afloramientos rocosos casi verticales, abundancia de agua en una fuente situada a los pies de estos afloramientos rocosos, y por último, una posición dominante que ofrece extensas vistas en todas direcciones: Tanger al sur, el Djebel Moussa y Ceuta al este, y el cabo de Trafalgar y la bahía de Cádiz al oeste. Como se verá en esta ponencia, este oppidum albergó una comunidad mixta, con componentes indígenas y semitas primero, y posiblemente itálicos después. Fruto de un proyecto de investigación internacional e interuniversitario, de la Silla del Papa se ha intervenido en los últimos años varios sectores del hábitat, dos necrópolis y una iglesia visigoda.
Las investigaciones arqueológicas en Pintia (Padilla de Duero – Pesquera de Duero, Valladolid) pueden darse por comenzadas en 1979, tras el descubrimiento y primera intervención practicada en la necrópolis de Las Ruedas, desarrollándose las mismas desde entonces sin solución de continuidad hasta el presente.
Cuarenta años de investigaciones arqueológicas en el hábitat, la necrópolis, los alfares o los sistemas defensivos de la ciudad han permitido construir, con la debida cautela, una identidad vaccea hasta no hace mucho diluida en el paradigma de la celtiberización. Mientras este concepto acaba de ser superado, la “arqueología vaccea” encuentra en Pintia uno de sus baluartes más sólidos.