El asentamiento fortificado del Cerro de la Mesa, a partir del control de un vado crucial en el valle medio del Tajo, ha desempeñado un papel importante en el desarrollo económico y cultural de su territorio durante el primer milenio a.C.. Las tareas de excavación han documentado distintas estructuras como murallas, bastiones, fosas, viales y espacios ceremoniales y domésticos, en una compleja superposición de fases de ocupación desde el siglo VII al I a.C. La aplicación de nuevas tecnologías no destructivas, como la prospección geofísica o la imagen aérea, han permitido conocer el complejo entramado urbano de este asentamiento, limitando las necesidades de excavación y posibilitando la planificación de las diferentes actuaciones dirigidas a la puesta en valor de este importante yacimiento.