La historia de la ciencia registra la existencia de sublimadores desde tiempos del Bajo Imperio en el mundo bizantino, sin conocerse materialmente ninguno, siendo el más antiguo uno descrito en un manuscrito del siglo XIII. Un creciente ingreso de una pieza de latón en el Museo permite asegurar su atribución cronológica al siglo IX d.C. Una pieza en cerámica encontrada en las excavaciones de Pechina (Almería) permite dar simular utilidad y fecha para la misma.