Alcanzar una comprensión del mundo funerario siempre resulta difícil, ya que estamos intentando entender ideas y creencias desarrolladas por una sociedad ya desaparecida, y sólo contamos con materiales arqueológicos y fuentes escritas.
Alcanzar una comprensión del mundo funerario siempre resulta difícil, ya que estamos intentando entender ideas y creencias desarrolladas por una sociedad ya desaparecida, y sólo contamos con materiales arqueológicos y fuentes escritas.
La aleación de cobre con estaño aparece por primera vez en el sureste de la península ibérica en época argárica. En el presente estudio realizamos una recopilación de todos los análisis de composición publicados con el fin de valorar la frecuencia y el uso de esta aleación. Los datos muestran que algunos objetos como las alabardas nunca se fabricaron en bronce y que es en los adornos personales (brazaletes, anillo y pendientes) en los que con mayor frecuencia se detecta esta aleación. El efecto cromático de los metales y aleaciones (cobre, bronce, plata) y su combinación en los ajuares funerarios o el mayor o menor valor social dado a los diferentes metales parecen explicar mejor su elección y uso que los criterios de mejora tecnológica o funcional en esta fase de la Edad del Bronce. Se plantea que los primeros bronces pudieran ser objetos importados de otras regiones peninsulares o europeas.
Los objetos de adorno pueden considerarse elementos frecuentes entre los materiales arqueológicos. Parecen ser piezas muy sencillas, pero desconocemos el alcance de su significado. A través del estudio de las colecciones de la Cuenca de Vera, así como de otros yacimientos del Sureste, nos aproximaremos a la valoración de estos objetos.
Las cabezas estudiadas pertenecen a un depósito votivo de tipo etrusco – lacia1 – campano. La ofrenda votiva y su significado.
El origen de las tribus romanas es un interrogante que hoy día suscita vivas polémicas. En época monárquica preestrusca la población romana, parece ser, se dividió en las tres tribus de Tities, Ramnes y Luceres; esta división, basada en estructuras arcaicas gentilicias se hizo en base a una distribución racional de la población con la finalidad de lograr una mejor administración del aparato estatal que permitiese una mayor eficacia en el reclutamiento militar.
Colonia Barcino ha sido y es una de las ciudades romanas más estudiadas y mejor conocidas de la Península gracias a los constantes trabajos de una serie muy amplia de investigadores que han ido abordando todos sus aspectos.
Presentamos en este trabajo un ascosfabricado hacia el 300 a.c. en la ciudad apulia de Canosa. Pertenece este vaso al grupo de los llamados «ascos de Escila». La parte superior del ascos esta adornada con lafigura plástica de este monstruo marino, descrito en La Odisea, que devoraba a los navegantes que trataban de evitar el remolino de Caribdis. El programa iconográfico de estos vasos alude al viaje al más allá a través del mal; pues en el mundo suritálico Escila es un daimonfunerario que conduce a las almas de los difuntos a las Islas de los Bienaventurados.
Aunque la mortalidad infantil formaba parte de lo cotidiano en la antigua Grecia, la desaparición de los niños no era por ello menos traumática. Si, en lo cotidiano, los lécitos de fondo blanco se hacen eco de la muerte de los ateloi y sirven para construir la philia de los miembros del oikos, las estelas funerarias son útiles para construir una imagen social que aglutina a la polis frente al drama. El mito, por su parte, recoge un extraordinario número de historias de infanticidio como la de Itis, los hijos de Medea o Astyanax donde los niños se convierten en instrumentos de venganza, historias todas ellas que sirven para alertar sobre lo que no ha de ser.
El dibujo, con la representación de formas mediante una línea de silueta que contiene manchas de color, es el primer medio de expresión y comunicación, la manifestación más antigua del arte de la humanidad, anterior a la escritura.
Un vaso recientemente adquirido por el Estado para el Museo Arqueológico Nacional, un ánfora apulia de figuras rojas del Pintor de Baltimore, fechada entre 330 y 320 a. C., nos permite realizar, a través de la lectura de sus imágenes, un recorrido por los paisajes infernales y paradisíacos del imaginario suritálico. El programa iconográfico e ideológico de este vaso, decorado con una escena de naiskos, una escena con personajes junto a una estela funeraria y una escena con la visita de Orfeo a los Infiernos, incide en un mensaje claramente salvífico, ofreciendo la promesa para los difuntos de una nueva existencia, edénica e inmortal, más allá de la muerte.